The Police - Estadi Olímpic de Montjuïc

Ellos tres solos ante nosotros. Batería, guitarra y bajo. Ni coros, ni teclados, ni segundas guitarras... austeridad! ¡Pero quien tuvo retuvo! Arropados por unas pantallas gigantes de una definición pasmosa y de unos paneles donde se proyectaban imágenes, grafismos e incluso conexiones en directo del concierto, tocaron dos horas.
Un Sting que da envidia, fibroso, guaperas y con una voz en plena forma, es probablemente el que sobrelleva mejor el tema de la edad. El bueno de Andy anda más cascado, pero "la toca" como quiere; incluso me atrevería a decir que parte del éxito del concierto fueron sus muestras de maestría con la púa. Unos virtuosismos que antaño se le negaron (o eso dice La Vanguardia). Y el curioso de Steward Copeland, con las baquetas, no paró de darle. Ataviado con unos guantes de golf, se pegó una buena machacada.
El público correcto. En las archiconocidas se desvivieron y en el resto del repertorio se dejaron notar. Una opinión personal... en un recinto más pequeño, sin lugar a dudas hubiésemos disfrutado el triple (¡qué novedad!).
Hubieron versiones más acertadas que otras. En algún momento se notó en exceso que las calmaban para descansar (otra opinión muy personal).
Sin lugar a dudas el momento más mítico de la noche, la versión de Every little thing she does is magic. La mejor del concierto. Lógicamente disfruté con So lonely, Roxanne y compañía.
En fin, todas las dudas que tenía antes de ir al concierto (dudas que compartíamos todos los amiguetes que fuimos) se disiparon. Fue una noche genial. Bailé, grité, sudé y disfruté como un bellaco.
Y todo ésto se vale lo que pagamos cada uno de nosotros por la entrada... aquí que cada uno piense lo que quiera (y que cada uno cante lo que quiera).
Salut!
*Pd: Quien quiera ver las crónicas...
-El Pais
-La Vanguardia
-El Periódico
Etiquetas: 27 de septiembre, Andy Summers, Barcelona, Estadi Olímpic de Montjüic, Every little thing she does is magic, Gordon Sumner, Steward Copeland, Sting, The Police