Y nos dieron las diez...

Ayer por la tarde-noche sumé una experiencia más en mi periplo con los trayectos ferroviarios de nuestra apreciadísima y siempre maltratada RENFE (injustamente, ¡claro!).

Pero para ser sincero, por primera vez, y que no sirva de precedente, no culparé a RENFE ( o a "TEN FE" como se le empieza a conocer).

A continuación relato lo acontecido:

Por suerte ayer conseguí acabar puntual y salir del kurro sobre las siete. Me encaminé hacia la parada de Fontana y esperé poco más de medio minuto la llegada del metro. Son tres paradas (Diagonal, Passeig de Gràcia y Pl. Catalunya, donde me apeo). Consigo salir del vagón con unos cuantos empujones... "dejen salir antes de entrar, ¡coño!"; y por el transitado pasillo hasta la conexión con el tren.

En un sprint digno de mis tiempos mozos conseguí no perder la locomotora. ¡Menudo chollo! Un directo a Mataró, sin esperar y con asientos libres... "hoy es tu día de suerte, chavalote!". Me acomodo y me dispongo a seguir con la lectura del libro que ha escogido Kris, dentro de su turno de elección para la cuarta temporada de La Hermandad de la Uva.

Arc de Triomf, El Clot y... el tren se para. A medio camino entre la ya superada estación de El Clot y la venidera, Sant Adrià de Besòs. Justo cuando has dejado atrás la autopista y a mano derecha puedes ver los bloques de La Mina. A un quilómetro aproximadamente del puente sobre el Besòs.

"Ya empezamos...", "la puta Renfe..." y un largo etcétera de comentarios fluyen en el ambiente. Por cierto, un detalle relevante para el transcurso de los sucesos... me encontraba en el primer vagón de todos. Es en el que va el conductor de la máquina. Aclarado ésto, sigo.

"Centrá, centrá... aquí el condustó del sercanía que va aszia Mataronx... me se oye? me se oye?" (Un poquito de treatillo, ya le viene bien a la historia. Aunque es cierto que se oía la conversación. Sólo exagero un poquito el acento, "me se permite"). "Ná!... que aquí hay un susodissho con la cabesa rebentá enmedio de la vía..."

Pues eso. O se tiró un tipo a la vía o le enganchó un tren. No el nuestro, alguno de los que ya habían pasado. Llamo a eLi... "jo ja estic a Mataró, però tela el viatge!!! A mig camí entre El Clot i Sant Adrià el tren ha fotut un sotrac...". No quiere decir nada y más vale no ir de CSI por la vida pero... ¡qué casualidad!

Anuncian por megafonía interna del vagón que efectivamente hay una persona en la vía muerta y que el tren queda parado hasta que venga la policía y el juez para eralizar el levantamiento del cadáver... ¡¡y aquí empezó el circo!!

Unos adolescentes magrebíes que intentan abrir la puerta vía el mecanismo de seguridad... "¡¡qué haces, nen!!". En fin se empiezan a cruzar palabras amables. Y tuvo que salir el tontito "siéntate y no hagas nada y cállate que para empezar no eres ni de este país"... Finalmente los chavales se fueron a otro vagón y los ánimos se calmaron... o eso parecía.

Aún había gente con más ganas de protagonismo (me recordó tanto a Moros y Cristianos y todo este tipo de programas donde sólo se grita y se dicen gilipolleces). Aparece en escena el jubilado de turno, supermachote y resabido de la vida... Empieza a llamar al 088 para avisar que o vienen "cagando leches" o se amotina. Cuelga y nos incita a todos los que no está tocando aguantarle a que llamemos y que nos amotinemos todos. En ésto que un joven decide volver a abrir la puerta y se las pira andando... no hemos vuelto a saber de él.

Y el resto... risas, gritos, mil llamadas de móvil y los que no pararon de alzar la voz para hacerse los simpáticos y graciosos. Yo, pasando de todos, a ratos leía, otros me reía, otros "tierra trágame" y finalmente a las 20:45 cuando el tren consiguió el permiso para retroceder y cicular por la vía contraria, conecté la radio para seguir el Barça.

El tema acabó, tal y como acabo de explicar, que nos permitieron retroceder hasta el cambio de agujas y circular por la otra vía hasta que en Badalona recuperamos el sentido ascendente. Lógicamente al rebasar, por la vía contraria, la escena del crimen, el 90% del pasaje se enganchó al cristal para exclamar casi al unísono "¡joder! Lo han tapado... no se ve nada".

En fin, llegué a casita con un retraso de más de dos horas. ¿Lo peor de todo? Continuar reafirmando mi decepción total en la humanidad.

Apa!